TRES GRANDES INTERROGANTES
¿ Puede la
Iglesia enseñar sobre temas de carácter público o político ?
En la última publicación en la web del club de opinión Jaime I y Estudios Históricos , prometí enviar las respuestas a tres
grandes interrogantes. Las publicó El
EQUIPO SIETE en un libro titulado “
El laicismo de Ahora” ( Valoración de
urgencia de la situación española ) en su primera edición en Diciembre 1990 .
¿ Puede la
Iglesia enseñar sobre temas de carácter público o político ?
Pues hay que responder positivamente : La Iglesia , como recuerda Rusell Shaw , tiene competencia para proponer una doctrina moral
que afecte a temas de orden político. Es más , tiene el derecho y el deber de
identificar valores , generales y amplios , como fines apropiados para la
actividad social, y de proponerlos como objetivos perseguibles para el derecho
y la política.
El laicismo contemporáneo se opone a lo que considera
erróneamente una intromisión en “ su propio ámbito”. Las reacciones airadas que
suscitaron en España la instrucción “ la
verdad os hará libres”
, de noviembre
de 1990 , de los obispos españoles , son suficientemente elocuentes. Se ha
acusado a los obispos de anti demócratas , de injerencias indebidas, etc Sin
embargo , los obispos , en cuanto maestros de la Iglesia , tienen el derecho a hablar de temas como economía o política de defensa
cuando afectan a puntos concretos de la moral humana. Es cierto que esos ámbitos requieren
conocimientos técnicos en los que los obispos no son especialistas. Pero
también es cierto que esos ámbitos afectan a campos decisivos del actuar
humano, que no son neutros desde el punto de vista moral.
¿ Qué es ,
en ese caso , lo que la Iglesia puede enseñar?
Hay que contestar también positivamente : la Iglesia
es competente para enseñar con autoridad lo que no debe hacerse , y para
señalar conductas incompatibles con valores y objetivos fundamentales de la
vida humana.
Pongamos
un ejemplo, entra dentro de la
competencia de la Iglesia enseñar con autoridad que el aborto y el ataque
directo en una guerra a personas no combatientes son incompatibles con el
respeto a la vida , que debe ser un principio básico de la doctrina individual
y social. Y los cristianos están obligados , como se lee en la Declaración
sobre la libertad religiosa , a seguir estas enseñanzas:” los fieles , en
la formación de su conciencia , deben prestar una atención diligente a la
doctrina sagrada y cierta de la Iglesia”
¿ Dónde
queda , entonces la libertad del católico al intervenir en la vida pública?
Hay que responder del mismo modo: la Iglesia no indica lo que debe hacerse en concreto
en concreto en cada caso para poner por obra los valores objetivos en la vida
personal y social. Puede dar sugerencias , animar , apoyar , estimular … pero respetando siempre la creatividad de la
conciencia cristiana y el derecho de los ciudadanos católicos a actuar con su
conciencia , rectamente formada a la luz de la fe y del Magisterio. Porque , frecuentemente , no habrá un solo camino
para poner por obra los principios que la Iglesia enseña: se podrá alcanzar ese
objetivo por muchos caminos , y los católicos deben elegir , con plena libertad
y responsabilidad , aquel que estimen en cada momento más prudente y adecuado
para alcanzar ese fin.
En todo caso , la actuación de los católicos
comprometidos en la política debe ser siempre libre y coherente .Esa coherencia
se traduce , en palabras de Gianfranco
Morra.
-
En primer lugar , en un esfuerzo por “ reconquistar la propia identidad cristiana , es
decir , rechazar las subordinaciones y las genuflexiones ante el mundo” . Para
que la fe se haga cultura , el cristiano no necesita servirse , como recuerda Aréchaga , de antropologías diversas de
aquellas que encuentra en la propia tradición histórica
-
En segundo lugar ,hay que recordar que “ la opción religiosa , primaria para un cristiano
, sería traicionada si no se tradujera en un compromiso social y político
coherente con esa opción.”
En definitiva , el empeño del cristiano por estar presente en el
campo civil , y en la medida de sus posibilidades en el político , “ tiene que estar presidido por un deseo de
animar la sociedad con los valores cristianos , bien en un sentido crítico ,
bien en un sentido constructivo”
Esta animación redunda en beneficio de la sociedad
entera , porque la pretensión pública de la fe cristiana no perjudica , como
recuerda Ratzinger , ni al
pluralismo ni a la tolerancia religiosa del Estado .
“ Pero de ello no puede deducirse – concluye el cardenal – una plena
neutralidad del Estado ante los valores . El Estado debe reconocer que todo un
patrimonio de valores , refundidos en la tradición cristiana , constituye el
presupuesto de su propia subsistencia. Debe , en este sentido , por así decir ,
reconocer sencillamente su propio lugar histórico , el humus del que no puede verse privado sin autodestruirse. Debe el
Estado reconocer que existe un patrimonio estable de verdades que no está
sometido al consenso , sino que precede al Estado y lo hace posible.”
Mas claro , agua!!!!
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