ME GUSTARÍA SER ABORTISTA
Pocas actitudes como la abortista tranquilizarían mejor la sensibilidad de una mujer solidaria con todas la mujeres, víctimas históricas de una cultura que hizo de la fuerza física el fundamento principal y último de la dominación intelectual, profesional y social, con las secuelas económicas y personales que todo eso lleva consigo.
Omnes publicaba el 14 de Octubre una entrevista a Ana María Gutiérrez, religiosa, medico y teóloga, que tras varias décadas trabajando en África, acompañando a mujeres que viven cerca del dolor y sufrimiento y que ella llama “ feminización del dolor” . “ En ocasiones la mujer es vista como un objeto. Tiene que estar disponible para su marido para lo que él quiera, donde quiera y como quiera ,…” D escribe la violencia sexual en las niñas , la situación de las viudas,…”
“ … estas mujeres como vemos en la consulta nos revelan todo ese dolor y hay que tenerlo en cuenta pues, muchas veces, las enfermedades que nos presentan son somatización de tanto dolor soportado..”
Me gustaría ser abortista, y sólo
encuentro un inconveniente, uno solo, pero definitivo, para ser una verdadera
abortista moderna, solidaria y progresista. Este inconveniente es insalvable:
resulta que está ya fuera de discusión que el fruto de la unión del hombre y la
mujer es, desde la misma fecundación del óvulo, un ser independiente de su
madre en cuyas entrañas se aloja.
Y eso es así, Ya me gustaría que no fuera así, y que
no pudiera hablarse de matar un ser humano, sino de ‘interrumpir un embarazo’,
porque eso me permitiría demostrar con toda nitidez hasta qué punto me conmueve
la situación difícil de la mujer con
miedo y una gran soledad por no sentirse
querida, como consecuencia de un embarazo que no quería, o la circunstancia
dramática de una mujer violada y embarazada como consecuencia de la agresión
salvaje. Si el aborto deliberado no consistiera en descuartizar a un ser humano
-pequeñito, eso sí, pero un ser humano- sino en extirpar un grano, yo me
pondría al frente de las manifestaciones abortistas.
Pero no es así, sino de la otra manera. Y no
puedo ser abortista, con lo que me
gustaría serlo, porque falsificaría de raíz mi presunto humanitarismo y, lo
que es peor, porque me quedaría sin argumentos serios para ir contra la
fabricación de jabón con los judíos sacrificados en los campos de exterminio
nazis. Porque destruido el respeto a la vida humana, por sí misma, ¿dónde están
ya las fronteras? ¿Por qué doce semanas, y no quince, o veinticuatro semanas de
gestación? ¿Por qué antes de nacer? ¿Cuál es la diferencia, si hablamos en
serio?
No he hablado para nada de religión, ni de creencias trascendentes. No necesito
nada de eso para comprender que, aunque me gustaría mucho, no puedo ser un abortista, salvo que acepte el envilecimiento, la
hipocresía o ambas cosas a la vez.
El debate sobre el aborto no ha terminado, porque no puede terminar. Y el primer frente muy importante es el del lenguaje. Las ideas viajan en las palabras, y se apoyan en las imágenes y emociones. Quien domina las palabras, domina el pensamiento.
Escribe Juan Mesa coordinador TC de 40 días por la vida internacional, en el articulo titulado “ El lenguaje, clave del abortismo y del apostolado próvida” que la mayor derrota que hemos sufrido los próvida en la historia reciente ha sido la del lenguaje.
“ …recordemos que el aborto ha llegado donde ha llegado por las palabras, porque sus promotores las eligieron cuidadosamente y crearon los eufemismos que hoy conocemos y que llenan las leyes, las declaraciones, los programas políticos y la documentación pseudocientífica. Véase la “ interrupción voluntaria del embarazo “ . Hay alternativas más realistas ajustadas a la verdad. Tenemos la expresión “ ¿ Vas a tenerlo ?. ¿ Qué clase de pregunta es esa, si ya lo tiene. O “ vamos a ser padres”. No, ya lo sois……. “
Cuando aceptamos decir “ interrupción voluntaria del embarazo” sea para comentarlo o para responder en un debate, les estamos pagando un canon a los avispados publicistas que crearon la frase para no decir “ matar un bebé no nacido e impedir que nazca” Hay alternativas más realistas: intervención violenta contra el no nacido, infanticidio. Dice Juan Mesa que quizá deberíamos acuñar un neologismo, como feticidio.
Cuando decimos “ pro - elección” para denominar a los proabortistas les damos una palmada en la espalda a los que unieron dos conceptos tan paradójicamente unidos y a la vez opuestos como elección y aborto para así conectarlo con la idea de libertad, tan positiva. Ni las mujeres van tan libre y voluntariamente como se pretende ni el bebé decide nada.
Cuando utilizamos el verbo ” decidir ” se da por sentado que podemos optar por una cosa u otra. Si decimos “ decidió continuar con su embarazo” se presupone que podía decidir no seguir. Es cierto que la decisión, de alguna manera, existe, especialmente en estos tiempos. Pero utilizando la palabra decisión compramos a los abortistas parte de su mercancía defectuosa o maligna.
Se puede decidir tener relaciones sexuales, e incluso optar por una “ paternidad responsable”, sea de forma moral o amoral. Pero una vez que hemos hecho uso de la sexualidad, cuando el resultado es una nueva vida, ya no es momento de decidor si esa vida que hemos creado debe vivir o morir.
“No utilicemos su lenguaje . Utilicemos el nuestro. No cedamos a usar su principal herramienta en su beneficio, sino en beneficio de la Verdad. “ nos pide muy acertadamente Juan Mesa
El 12 de Octubre, se publicó en la web del periódico Mediterráneo una entrevista a Josep Lluis Carbonell i Esteve, ginecólogo , director medico y gerente del abortorio Mediterrania Médica. Es una entrevista cargada de mentiras y manipulación para dirigir a la opinión pública hacia una concepción deshumanizada del feto humano. Consideraba que “ se deberían endurecer las sanciones por el hostigamiento a las “ clínicas” de los grupos antiabortistas”.
José Luis mintió deliberadamente sobre los voluntarios que rezan frente a su negocio. Dijo que acosaban a las mujeres desde la acera de enfrente con carteles que ponían “ asesinas” siendo los únicos carteles que se les permite llevar a los voluntarios uno donde pone “ no estás sola podemos ayudarte” y “ rezamos por ti y por tu bebé”.
Parece ser que la ignominiosa sentencia del TCE 75/ 2024 publicada el 10 de junio en el BOE le sabe a poco. Una sentencia en la que se reafirma el derecho a matar a un hijo en el seno materno, se desprecia la patria potestad de los padres, se prohíbe ofrecer alternativas para las mujeres que pudieran decidir seguir adelante con su embarazo.
Se anula el periodo de tres días de reflexión .Promueve así la acción compulsiva y precipitada. Se obliga a los hospitales públicos a participar en esta matanza, poniendo en el punto de mira a los médicos objetores, se discrimina a las asociaciones que sostienen la defensa de la vida de los niños no nacidos, negando que puedan recibir ayudas públicas, simplemente por razón de su opinión y se intenta intimidar a cuantos decidan libre y respetuosamente rezar ante un abortorio.
Se ignora el flagrante conflicto de intereses entre el “ asesoramiento” de los centros abortistas y el interés lucrativo en sólo una de las opciones posibles. Esto demuestra a las claras que el interés no es la libertad de las mujeres y no “ influir” en ellas, sino justamente lo contrario: que sólo reciban orientación de una opción ( el aborto) y claramente ocultando o dificultando su acceso a cualquier elemento que les hiciese sopesar hacia otro lado ( opinión de padres, periodo de reflexión, ecografías, latido, adopción, realidad de efectos del aborto, visión positiva de la maternidad, ayudas existentes ,etc.).
Señor Josep Lluis, me gustaría ser abortista, pero no puedo. Y por eso rezo por Ud. y por todos. Además, esos niños y esos padres tienen alma y rezamos para salvar vidas y almas, incluida la suya.
Nayeli Rodríguez, coordinadora de 40DPLV a nivel nacional, en un articulo titulado “ Papel de España en este momento histórico “ escribía “……Tengo el firme convencimiento de que 40Dpl era lo que necesitaba España para despertar…”
Así que estamos defendiendo la vida inocente de las garras de la cultura de la muerte como la llamó San Juan Pablo II . Y, más ampliamente, estamos comprometidos en una guerra espiritual e intelectual.
Quisiera cerrar con el famoso grito de guerra de Santa Juana de Arco: “ debemos luchar; Luego, Dios da la victoria.
María Ángeles Bou.



