Apoyar a la familia es inversión
Hace dos años , la joven ministra de Estado para
Asuntos de Familia en Hungría, Katalin
Novák intervino
en el Seminario sobre Buenas Prácticas Internacionales de Apoyo Público a la
Familia, organizado por la asociación Familia y Dignidad Humana en la
Universidad CEU San Pablo, y comentó a Aceprensa cuáles eran las principales
preocupaciones de sus compatriotas ante la posibilidad de formar familia, y
explicó cómo el gobierno del partido conservador Fidesz, que preside Viktor Orbán, arrima el hombro para
ayudarlos en su propósito. ( Luis Luque
en un articulo publicado el 23-11-2016)
“Muchos húngaros –señaló– creen que soportan
demasiadas cargas financieras, demasiadas dificultades económicas como para
tener hijos. Por ello hemos introducido un buen número de medidas para ayudar a
las familias a disminuir esas cargas. Es así que, a día de hoy, el riesgo de
pobreza por tener hijos es mucho menor de lo que solía ser.”
“Por otra parte, muchos jóvenes, mayormente mujeres,
temen no ser capaces de desarrollar una carrera y su vida personal al tiempo
que su vida familiar. Estamos tratando entonces de ayudarlos para que puedan
lograr un equilibrio, para que tengan una familia, para que puedan pasar tiempo
con ella, y que no tengan que elegir, sino que también puedan desarrollar su
vida profesional. Nuestras medidas van
orientadas a que no tengan que escoger entre, por un lado, ser madres o
padres y no tener una vida profesional, y por otro, desarrollarse
profesionalmente, pero no tener hijos. Estamos intentando que las familias
húngaras alcancen esa conciliación”.
El Estado
húngaro subvenciona la compra de casa nueva o de segunda mano por parte de
parejas con hijos
Durante su intervención en el Seminario, Novák apuntó que su país, otrora
miembro del bloque comunista subordinado a la URSS, ha perdido en los últimos
35 años el 10% de su población. Revertir esa catastrófica situación demanda
voluntad política y, por supuesto, recursos.
En tal sentido, señaló que si en 2016 el presupuesto
de apoyo a las familias fue de 2.721 millones de euros, en 2017 han sido 2.827 millones, que se destinan a múltiples
programas. Por ejemplo, en la cultura húngara, el disponer de casa propia –que
no alquiler– es un factor que aporta seguridad a los jóvenes. Es por eso que el
Estado subvenciona con generosos montos la compra de casa nueva o de segunda
mano por parte de parejas con hijos. Un matrimonio con tres puede percibir
hasta 33.000 euros –“que es mucho dinero en Hungría”– para tal fin.
De igual modo, el gobierno de Orban ha ampliado las capacidades de las guarderías, ha establecido
que los empleadores cambien los contratos de tiempo completo por otros de
tiempo parcial hasta que el hijo del trabajador o la trabajadora cumpla tres
años, así como entrega subvenciones a los empleadores cuyos empleados retornen
a su puesto. Más específicamente en cuanto a las mujeres, aquellas que hayan
cumplido 40 años de servicio y deseen jubilarse para ayudar a cuidar de sus
nietos, pueden hacerlo aun antes de la edad reglamentada (65 años).
Cómo se financian esas medidas es la interrogante
obligada: “En 2010 –explicó –, cuando llegamos al gobierno, teníamos una
situación económica y financiera algo difícil. El déficit del Estado era muy
alto; el crecimiento estaba por debajo de cero. Necesitábamos serias reformas
económicas y en política social, en educación, en servicios asistenciales… y
las introdujimos. Gracias a ellas, la economía se puso en pie, se fortaleció, y
ahora tenemos el margen presupuestario para apoyar algo que es muy importante
para nuestro gobierno: la política familiar. Consideramos que invertir en ella
no es gastar, sino invertir, y es una inversión que repercutirá realmente en el
crecimiento económico”.
Los valores
naturales deben ser defendidos no solo pasivamente: hay que hablar sobre ellos
Una escena de la cumbre de la UE de mayo de 2015, en
la que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, saluda al primer ministro húngaro llamándole,
medio en broma, “dictador”,
ilustra cómo algunas de las decisiones de Budapest –entre las más polémicas, su
rechazo a acoger refugiados– no agradan demasiado en Bruselas.
En cuanto a las políticas familiares húngaras, ¿han
encontrado oposición o apoyo por parte de las instituciones europeas?,
preguntaron a la ministra Novák.
“En Hungría gozan de mucho apoyo. El pueblo respalda y
aprecia muchísimo las acciones del gobierno orientadas a la familia. En los
foros internacionales, incluso en la UE, es cierto que a veces surgen algunos
desacuerdos serios, algunas discusiones. La diferencia entre nuestra
perspectiva del asunto y la de muchos otros gobiernos es que no ponemos a los individuos en el centro de
nuestro pensamiento, sino a las comunidades. Nos gustaría que las
comunidades fueran fuertes. Y la comunidad más importante es la familia. En muchos países, en cambio, el interés del
individuo es lo principal. Es lo que nos distingue de ellos. Estamos listos
para debatir, por supuesto; a intercambiar con los otros. Pero no cederemos en
nuestra concepción comunitaria”.
Por último, le preguntaron qué pueden
hacer todos aquellos que en Europa, conscientes de la importancia de la familia,
tienen en la defensa de esta una causa privilegiada:
“Hay una importante sociedad civil en toda Europa, una
multitud de personas que consideran que la familia es crucial, y que están
hablando en su nombre. Pero a veces sucede que, ante las cosas naturales, no
hablamos. Las consideramos naturales, y por tanto, pensamos que no hay que
defenderlas. Solo que también, a veces, las cosas más naturales y evidentes,
los valores naturales, deben ser defendidos no solo pasivamente, sino que hay
que hablar sobre ellos. Creo que lo más
importante es que todas esas ONG y miembros de la sociedad civil que están
trabajando muy, muy duro, día a día, por el interés de la familia, no solo
deben efectuar esa labor, sino que tienen que presentarla al gran público,
hablar sobre ella. Tienen que hacer escuchar su voz no únicamente entre
ellos, entre sus representantes o entre sus miembros, sino en las diferentes
instancias internacionales. En Hungría, por ejemplo, hay una gran sociedad
civil, hay influyentes ONG, y aprecio mucho su labor en mi país. Pero también
hay que hacerla a través de Europa”.
Muchos años
antes vino a España Renata Kaczmarska coordinadora del Programa de Familia de Naciones Unidas, y se reunió con
expertos de todo el mundo para escuchar ideas y empezar a preparar el 20º
aniversario del Año Internacional de la Familia, que se celebró en 2014. Fue invitada por la International
Federation for Family Development (IFFD) y The Family Watch, un think tank vinculado a esta Federación.
Y a la cuestión ¿Tiene el poder político algo que
decir respecto a la familia? Respondió: “ Los gobiernos están para ayudar a las
familias a cumplir sus funciones; unas veces, creando las condiciones para que
ellas solas actúen; y otras, ayudándolas donde éstas no pueden llegar . “
Naciones Unidas
centró el Año Internacional de la Familia en tres áreas: 1) la lucha
contra la pobreza de las familias y la exclusión social; 2) la conciliación
entre el trabajo y la familia; y 3) la promoción de la integración social y la
solidaridad entre las generaciones en el seno de las familias y las
comunidades.
Un principio clave que repitió Kaczmarska que la misión del poder político –ya sea supranacional o
nacional– es ayudar a las familias a cumplir sus funciones. “Queremos apoyar a
las familias en sus funciones y difundir las buenas prácticas en políticas
familiares”, afirmó.
Bien pensado, el mensaje de Kaczmarska tiene repercusiones muy serias. Lo que vino a decir la
responsable de familia de la ONU es lo siguiente: más que cambiar la definición
del matrimonio y de la familia de un país, los gobiernos deben crear las
condiciones para que las familias puedan cumplir sus funciones y apoyarlas allí
donde no puedan hacerlo.
Esta idea-fuerza conectaba con una de las áreas de ese
Año Internacional de la Familia: la lucha contra la pobreza y la exclusión
social. Pero también con el primer Objetivo del Desarrollo del Milenio. En alusión a este objetivo, dijo: “No se pueden erradicar la pobreza extrema
y el hambre sino a través de las familias”.
Un principio orientativo para diseñar las políticas
sociales destinadas a mejorar el desarrollo de los países es “atender a las
familias como unidades en lugar de tratar a sus miembros de forma individual”.
Entre otras cosas, este enfoque permitiría ayudar
mejor a las familias que pueden correr más riesgos económicos. Kaczmarska citó cuatro ejemplos:
hogares monoparentales; familias numerosas; familias que cuidan a
discapacitados; y familias emigrantes.
Dentro del área para conciliar familia y trabajo, Kaczmarska destacó la importancia de
los permisos de maternidad y de paternidad como herramienta para implicarse
conjuntamente en la crianza y educación de los hijos.
Sobre el de paternidad advirtió que, aunque en varios
países de Europa ya existen legalmente, ahora tiene que mejorar su
consideración social. Muchos hombres, dijo, no los utilizan porque temen perder
el empleo o bien porque les da vergüenza.
En muchos casos, lograr el equilibrio entra familia y
trabajo es posible gracias a la familia extensa. La solidaridad
intergeneracional una prioridad en estos momentos debería ser.
Ambas coinciden en lo fundamental y lo repetimos: “atender a las familias como unidades en
lugar de tratar a sus miembros de forma individual “ en palabras de Renata Kaczmarska , o lo que es lo mismo. “ La diferencia entre nuestra
perspectiva del asunto y la de muchos otros gobiernos es que no ponemos a los individuos en el centro de
nuestro pensamiento, sino a las comunidades. Nos gustaría que las
comunidades fueran fuertes. Y la comunidad más importante es la familia. En muchos países, en cambio, el interés del
individuo es lo principal. Es lo que nos distingue de ellos. Estamos listos
para debatir, por supuesto; a intercambiar con los otros. Pero no cederemos en nuestra
concepción comunitaria” en palabras de Katalin
Novák
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