"... en mi caso particular se trata de una cuestión de principios.Espero que estés de acuerdo en que eso es lo más importante.Porque lo que de verdad forma el propio carácter y la vissión espiritual y moral de la vida es ver y saber que algo está equivocado y tratar de arreglarlo.Pasa lo mismo que cuando le escribí a nuestro diputado , cuando estaba a punto de aprobarse la ley del Aborto. ¡ La iban a aprobar de todas formas y mi carta no iba a servir para nada! Lo sabía.Pero , aparte del hcho de que si todo el mundo escribiera , algo podría haberse conseguido , está también el hecho de que hay muchísima gente que no se molesta por nada, son apáticos.Preocuparse por las cosas exige mucho esfuerzo y pensar mucho y tener mucha fuerza moral.Es lo mismo que pasa con los que condenan la bomba atómica.Todos se rien de ellos y dicen:"Pero , ¿ qué vas a conseguir tú haciendo sentadas y manifestaciones?" Pero ellos hacen manifestaciones y están preocupados, y eso es lo importante.Tienes que aceptarlo.En Maidstone , yo me sentía desencantada de tanta gente que aguantaba la inmoralidad y la indecencia , que se dejaba comer por la opresión y el miedo , porque les parecía que hubiera sido " poco diplomático" echarlo todo a rodar.En realidad , lo que ellos estaban haciendo , lo que admitían , era que estaban ahorrándose un disgusto para salvar así su propio pellejo y dar a sus conciencias una tranquilidad sin preocupaciones."
VICTORIA GILLICK
Relato de una madre
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